La Ley de Bienestar Animal prohíbe los collares de castigo
Como en todos los aspectos de la vida, todo cambia y evoluciona, pues en el mundo canino pasa lo mismo. Actualmente, todo lo que rodea a la educación canina ha evolucionado mucho en los últimos años, por lo que los métodos que se utilizan para adiestrar y educar también lo han hecho. Con la llegada del tan, ya conocido como refuerzo positivo, se ha quedado como la herramienta de aprendizaje más usada por los expertos, dejando obsoletas otras prácticas como es el caso de los collares de castigo.
Con la llegada de la Ley de Bienestar Animal quedan prohibidos los collares de ahorque, pinchos y eléctricos o de descarga, que a pesar de no recomendarse y estar prohibidos en otros países como Holanda, podían comprarse en grandes superficies y tiendas hasta hace bien poco.
¿Qué es lo que se pretende con esta nueva normativa?
Con esta nueva normativa se pretende extender esta nueva norma al resto de España, ya que, a nivel autonómico, Madrid, Cataluña o Valencia ya lo aplicaban pero en el resto del territorio nacional no.
Tal y como señala el artículo 27 del Capítulo II de la nueva ley “Quedan expresamente prohibidas las siguientes actividades sobre los animales de compañía: se prohíbe el uso de cualquier herramienta de manejo que pueda causar lesiones al animal, en particular collares eléctricos, de castigo, de impulso o de ahogo”
Por lo tanto, España se une así a la nueva normativa europea de dejar de lado el uso de este tipo de collares y que pueden afectar al comportamiento de los perros, pero no de la forma que se espera, sino con muchas connotaciones negativas. Se trata de una medida significativa para promover una relación más respetuosa entre el perro y el dueño.
Estos collares eran utilizados para “educar o corregir” y su utilización era mediante descargas eléctricas controladas, o de ahogo, que proporcionaba presión o dolor cuando el perro tiraba de la correa o cuando no se comportaba de la manera adecuada.
La idea principal de prohibir estos artículos no es otra que la de preservar la salud y el bienestar de los animales, ya que se ha demostrado que la utilización de estos collares producían daños en el cuello y la tráquea, además de causarles heridas, estrés, ansiedad o miedo.
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